1 de noviembre de 2016

Extraño a mi mejor amigo.


Se murió contigo, se murió cuando decidió abandonarme por el mismo.


He pasado muy oscuros momentos, me he sentido sola, me agarra la angustia de pensarte. Saber de ti me duele mucho, no saber me deja una ignorancia tranquila. Tú dijiste que siempre estarías ahí y fue mentira, lo que más me ha dolido, es que en verdad te necesite, y no estuviste.

Es una tortura hablar contigo, todo está aún muy presente en mi vida, y duele, quema, arde…

Saber que eres muy infeliz y que has cambiado para complacer a los demás y que vives una vida de fantasía me mata, es horrible, quisiera consolarte, quisiera que en verdad fueras feliz, porque yo no pago con la misma moneda. Me entristece saber de tu vida y no estar presente para ayudarte con todo.

El no saber de ti, me hace estar tranquila, es como ignorar un problema, sabes que está ahí pero mientras no lo afrontes no afecta tu vida, de momento, porque un día no muy lejano voy a lidiar con todo eso y voy a perdonar.

Te pienso mucho, me pregunto cómo estás… si estás bien, si necesitas algo, cómo irá tu vida…


La realidad es que también pienso en mí, y busco salir adelante, no olvidarte, sé que eso jamás pasará, pero tener un recuerdo bello de ti y quedarme con las enseñanzas, es todo. Pero por ahora aun no puedo lidiar con eso, sé que mis emociones están muy presentes, estoy muy vulnerable y por mi salud mental, y emocional sé que no es el momento adecuado para enfrentarte.

Quiero tomar todo con calma, tomar todo de la mejor manera, de la manera más madura posible, para evitar más daños, pero claro no sé exactamente como. No te odio, no me la paso pensante, busco estar ocupada. Pero si me gana el sentimiento lo dejo ser y ya, tampoco es que me reprima. Por otra parte, pongo distancia, no te busco ni busco encontrarte ni por casualidad. Me alejo para sentirme segura. Y finalmente reflexiono a solas sobre lo bueno y lo malo.

Entendiendo que la relación tuvo de todo y que todo termina, que no importa quien dijo que y cómo sucedieron las cosas, el punto sigue siendo el mismo, perdonarse uno mismo, perdonar a otro, desearle lo mejor, y continuar con la vida. Sé por experiencia que el tiempo es de gran ayuda para curar las heridas sentimentales y que siempre nos hace más fuertes aprender la lección que hacernos las victimas incomprendidas.

Guardar rencor, uno de mis grandes defectos, es un obstáculo muy grande al que me tengo que enfrentar, para mí, es como un enorme perro gris que me gruñe enfurecido pero no se decide a atacar, y la única manera de que yo lo venza es que le pierda el miedo y que me encierre en la habitación con él.

Ahí me quede hasta que deje de gruñirme y se calme, cuando ya sea manso, sabré que lo he vencido. A lo largo de mi vida me he enfrentado a tres y he podido, aunque el último costo mucho tiempo, pero al final lo hice, tengo fe en mi misma, y sé que puedo vencer a este, sobre todo porque no le tengo miedo, solo es algo de coraje.

Superar las perdidas amorosas no es cosa fácil, si lo sabré yo, pero no es imposible, va a depender de la voluntad y madurez con que uno enfrente a esto, es importante no perder de vista la realidad por mucho que duela.

Espero pronto estar mejor en ese aspecto, pero por ahora no negare que extraño a mi mejor amigo más de lo que él imagina.