23 de enero de 2017

Emociones



Hace tiempo ya, comente que las emociones eran una desventaja en el ser humano que nos hacían actuar de manera irracional o en contra de nuestra propia seguridad, las consideraba “no necesarias en la vida”. Ahora con el tiempo y la madurez que he logrado me doy cuenta de mi error, bueno de uno de tantos, al pensar que uno puede prescindir de las emociones como si fueran prendas de vestir que pasan de moda.


Las emociones humanas están ahí, te guste o no, estés de acuerdo o no, por lo tanto no son algo que puedas evitar, sé que en ese tiempo fui muy nihilista y esa idea me seducía, pero ahora que soy diferente solo encuentro el nihilismo triste y pensar que las emociones nos hacen débiles lo encuentro triste también aparte de imposible. Mi idea de vivir sin emociones era sencilla yo pensaba en aquellos años que las emociones nos hacían vulnerables a otras personas o situaciones y que estas nos lastimarían y por ello era mejor evitarlas. Pero claro que las emociones no se pueden evitar, es una idiotez pensar que sí, siempre están con nosotros y son parte de nuestra humanidad.

Ahora sé que el poder identificar las emociones y sentirlas nos hace fuertes, todas las emociones hasta las negativas, porque como se suele decir, si no puedes con el enemigo, únete. Y es lo que se hace al aceptar las emociones en la vida, esto no quiere decir que vayas hacer lo que tus emociones dicten, vamos a ponerlo claro, sentirlas y aceptarlas, saber identificarlas no es lo mismo que ir a expresarlas a otras personas y dañar sus emociones y sentimientos.


Amo sentir emociones en mí, me hacen sentir que soy humana, que estoy viva que existo. Todo desata sentimientos hacia personas, pensamientos o situaciones y vivo con ello de la mejor manera que puedo, hay días que siento tanta compasión que me dan ganas de llorar, lo he comentado, otros días simplemente manejo bien mis emociones para no hacer daño y eso para mí es un gran logro.

Me alegro de haber pasado por tantas etapas en mi vida, porque así es como logre madurar hasta este punto, me alegro de todo ello porque son experiencias de las cuales ahora aprendo y busco mejorar. Si me arrepiento de mi pasado ¿cómo podría aprender? Por ello me alegra todo lo que hice fuera bueno o malo o falto de valores, porque ahora miro la vida de una forma distinta y no me avergüenzo de quien fui, me compadezco de mí, siento lastima de mí y eso me hace sentir bien, aprendo a comportarme diferente y a tenerme compasión de la persona que fui, en ese entonces no sabía tantas cosas que ahora sé.


Y lo más bello de todo es que esto de aprender no se acaba, al contrario más crecer más maduras y todo es aprender con más ganas. El cambio es lo único constante en la vida, estoy segura de ello, y espero seguir cambiando, seguir siendo una persona diferente para seguir conociéndome.

Me gusta ser alegre y positiva en la vida, sé que todas las etapas por las que pase eran necesarias, puesto que ahora tengo mucho para contar y mucho para compartir con personas que pueden estar pasando por eso mismo o a punto de experimentar eso que a mí me paso.

Mis metas y expectativas cambian, me gustaría poder ayudar a los demás a enfrentar sus emociones y a vivir sus sentimientos sin culpa, así como yo lo hago. Nada más por el placer de ayudar.


21 de enero de 2017

Las cosas son lo que son.



Siempre hubo chispa entre nosotros aunque no duramos mucho, tenías manías que yo no entendía, aparte te encantaba ir de aquí allá, conociendo personas y alejándote de otras. Total así te conocí, así me encantabas, sabía lo que sucedería.

Pasados los días me puse a pensar en ti, te llame y quedamos de vernos, como siempre con esa mirada insidiosa sabíamos que algo pasaría, aunque no lo decíamos con palabras, pero era un hecho, nuestros pasos eran ligeros, de quien busca el lado positivo de todo, a veces me tomabas las manos jugando, siempre tentándome a ir más allá…

Y siempre íbamos más allá…


Ese día fue en tu morada, llegamos lo habitual, riendo, contando historias del trabajo, tu casa siempre oliendo a madera, cómoda y un poco tirada, pronto nos pusimos cómodos, charlando aun de cosas sin importancia, era nuestro preámbulo, solo platicar de otros, del clima de lo que sea menos de lo que sentíamos o de lo que hacíamos. En una pausa me miraste fijamente esos ojos verdes matadores, como negarse a ellos, era la señal, era el momento, comenzamos a besarnos como siempre, pero como nunca.


A lo largo de mi vida había tenido muchos amantes, pero tú eras mi favorito, tu que nada exigías, tu que nada pedías, solo te entregabas en el momento justo. Ese quizá era tu encanto, mi perdición…

Nos besamos por largo tiempo, quizá fueron solo minutos, pero para mí era eterno el sentir tus labios carnosos, no eras guapo, no como los modelos de revista, tú eras real, eras pasión, ancho de espalda, piernas largas barba abundante, pues no te gustaba rasurarte a menudo, tenías la nariz larga, pero tu fuerte eran los ojos, impresionantes tan grandes y verdes llamaban la atención a cualquiera y yo siempre me perdía en ellos.

Pronto las caricias llevaron a algo más, como siempre tus manos recorrían mi cuerpo, sabían dónde estaban las curvas, se adaptaban a ellas, y yo claro, no me quedaba atrás, lamiendo tu cuello mis manos se aferraban a tus partes, porque sabía que eso te encantaba, que yo era directa en cuanto recibía la señal…


Así era nuestro juego sin palabras, tocábamos y disfrutábamos, la ropa salía volando, y me morirías cada vez con más lujuria, te encantaba dejar marcas y aunque a mí me molestaba, en el momento de estar contigo nada me importaba, eras pura pasión andando, quien lo imaginara de aquel chico robusto y barbón que se convirtiera en un apasionado amante que buscaba placer.

Actuábamos con egoísmo propio de quien busca placer, de pronto en una pausa entre caricias, me di cuenta de que estábamos desnudos en tu sillón a media tarde, sudados y yo gemía estruendosamente mientras tus habilidades con la lengua satisfacían mi cuerpo…


¡Qué manera de usar la lengua! pensaba yo mientras miraba tu cabeza entre mis piernas, siempre te gustaba comenzar con eso, yo tan excitada, tan mojada nunca me oponía, por momentos me hacías temblar, recorrías mi clítoris como un experto, te deseaba más que nunca, estos encuentros eran gloriosos.

Pronto entraste en mí, sin más preámbulos, erecto como estabas no te costó trabajo, comenzaste ese vaivén que me mataba, cada envestida era más y más deliciosa, mas furiosa también, eso era lo que hacíamos, amarnos a ratos, o quizá solo yo te amaba, pero en ese momento no me importaba.

Yo tendía a cerrar los ojos, pero tú no, tu siempre mirabas, te encantaba estar arriba de mí, te imponías tal cual, grande y robusto, pelo en pecho, me perdía en gemidos y en tus venas del cuello… cada vez más cerca del éxtasis que tanto anhelaba tú eras más y más cercano, eran los únicos momentos en los que sentía que me amabas, o al menos me amabas como yo quería ser amada, pues me veías a los ojos profundamente, sonreías, gemías y justo antes de venirte me decías: te amo.


Que delicia tu cuerpo sudado entrando en esa convulsión de placer, la sangre te inundaba el pecho y la cara, no he conocido mejor cara de orgasmo que la tuya y eso que he amado a más personas. Pero tú definitivamente eras un hombre que uno recuerda toda la vida.

Cuanto placer, no quería que te salieras de mí, pero tú siempre te ibas, así eras tú, y no buscaba cambiarte…



14 de enero de 2017

De ti, ¡qué no podría decir!


Con esos ojos que me mataban… con esa sonrisa a la que se le hacen hoyuelos…


A veces solo de pensar en ese momento me pongo en tensión sexual aunque esté sola. Estábamos ahí en un día cualquiera haciendo ejercicio, solos, para variar, ¿qué más se podía pedir? Fue como si el universo por fin me diera la oportunidad, ocurrió rápido, eso no lo voy a negar, pero para mí, fueron minutos robados al destino de aquella mujer que te poseía.

Después de entrenar me quede a platicar, seguíamos solos, te mire tal cual, tanto que te deseaba, a veces sentía que tú lo sabias, por tu forma de reír, por tu manera de agachar la mirada, a veces pensaba que tú no te dabas cuenta, eras demasiado distraído, aproveche eso, sabía que era ahora o nunca.

Te mire fijamente y espere a que tu vista dispersa se fijara en mí, tus ojos brillaban, dilatados, no sé si sería por el ejercicio que acabábamos de hacer, pero me lance por ti, perdí el control que tanto aseguraba yo tener, te tome con ambas manos y te bese, te bese con intensa pasión, ya había esperado mucho, y si era lo único que de ti tendría, pues al menos que ese pedazo de historia fuera maravilloso pensé.

Ese delicioso momento en el que no te resististe, en el que me devolviste el beso como si lo estuvieras esperando, era como soñar, y ni siquiera el sueño más erótico contigo se compraba con la realidad, labios suaves, respiración agitada, tu piel caliente, tu cercanía me volvía loca.
¡Que beso! Debería estar prohibido besarse así, era tanta pasión, que de un momento a otro estábamos abrazados, mis manos urgentes obedecían a mis instintos, quitándote la ropa; tus manos no se quedaban atrás, era como si de pronto nada existiera, me tocabas los pechos con ansias… En mi memoria queda como el suelo y el silencio fueron testigos presenciales de nuestro encuentro, tan breve, tan intenso, tan esperado…


Es como soñar, de pronto no sabes cómo es que llegaste a ese lugar, pero ya estaba arriba de ti, sin precauciones, sin pudor, moviéndome al compás de tus gemidos, desnudos, fundiendo los cuerpos. Sentía como estabas dentro, sentía como deseabas que pasara, sentía como la eternidad si existía, probaba un trozo de cielo contigo.



Se sentía tan bien que recordarlo ahora me hace cerrar las piernas y contraerme como si aún sucediera, tus manos eran suaves, recorrían mi piel presurosas pero con ternura. Me mirabas con excitación, gemías suave, paraíso pensé, tu olor y el mío se fundían en el ambiente, no quería venirme, pero para que negarlo tu miembro era generoso y cumplía su función.

Estaba en partes de mí, muy sensibles al tacto, maldita sea, si solo hubiera podido resistirme un poco más, sólo para deleitarme viendo tu cara, tu expresión, esa boca entre abierta gimiendo suave, esos ojos negros viéndome, esas mejillas sonrosadas por la excitación pero a su vez deseando cada vez más…


Y justo ahí, olvide hasta mi nombre, me deje llevar, me rendí ante ti, me vine de una manera intensa, sentí que te clave las uñas en el pecho, al fondo escuche tu gemido, no supe si era de placer o dolor, ambas ideas me excitaban, tú me tomabas fuerte de las caderas mientras yo me movía arriba de ti, sin control, concentrada en lo que sentía…


Momentos después, cuando al fin recuperaba la cordura, te vi, justo en el momento en que tú te ibas de la tierra, justo cuando tu orgasmo te llevaba al cielo y tenías esos espasmos involuntarios, tenías los ojos fuertemente cerrados, pero sabía que no dormías, gemiste profundo y grave, como si el gemido viniera desde lo más profundo de tu cuerpo y estuviera esperando salir…


¡Qué recuerdos!, ¡qué historias!, ¡qué vida!



Otro año




La bella historia de mi vida continua en un nuevo capítulo “Ya tienes veintisiete y todavía no me das un nieto” Subtitulada por mi padre.

Ya saben que yo ando haciendo mi vida a lo bruto, a lo bárbaro, sin instrucciones que te da la secretaría de sociedad y crítica pública, pues resulta que a nadie le doy gusto, ni a mi familia. Mi padre tiene tiempo pidiéndome nietos, asegura que no critica mi estilo de vida ni mis relaciones personales con una o varias personas o con personas de mí mismo sexo, pero lo que si quiere es un nieto.

Digo yo, que no ve?

Y yo acá resistiéndome a ello. Ya ven, tengo mis ideas y mis razones, cosa que a mi padre le tienen sin cuidado, así que por lo general me dice que lo haga abuelo. Bueno, yo por mi parte sigo en mi vida tal cual, por ahora vivo con mi novio, no lo llamo marido, porque vivimos con sus padres, pero tal vez en el futuro vivamos solos y entonces sí será el título de marido, cosa que es meramente un título pues para mí son mis compañeros de vida.


Este año comienzo con una actitud muy positiva, mis metas de apariencia física siguen en progreso, este año si todo va bien, me graduó de la universidad, lo cual me gusta mucho porque después de tres años tengo ganas de trabajar, ahora al menos sé que voy más preparada que en el pasado. Tengo planes, sí claro, pero los más grandes e importantes son de realización personal y no de dinero.

Quizá sean más difíciles de lograr, pero no pasa nada, tengo toda la vida para lograrlos, y sé que suena hippie. Pero total así soy ahora.

En mis relaciones personales, ahora sólo tengo un novio, vivo con él, en casa de sus padres, no me agrada mucho la idea, es algo que tomo de manera temporal mientras acabo mis estudios. Me llevo muy bien con mi exmarido, lo amo mucho, claro, pero estamos mejor separados. Lo que más me dolía de separarme era que sentí que perdí la amistad, ahora que sé que aun la conservo, me siento de maravilla por ese lado, aunque aún hay cosas que debo resolver, lo hare poco a poco.


En cuanto a otras cosas que me pasan, resulta que estoy experimentando de nuevo el amor, ahora por mi compañera Daisy, ella es una gatita que evite que siguiera en las calles, el ser vegana por ética me ha sensibilizado en los últimos meses demasiado como jamás pensé serlo, y ahora al no diferenciar entre animales y animales humanos, pude experimentar el amor por ella. Sin sentir que la quiero más que a las personas, no, a cada quien quiero diferente, no en escala. No medible.

Por otra parte me llegó el famoso pensamiento universitario casi graduado: qué voy hacer con mi vida, ¡no sé nada! Y la verdad es que de pronto sentí que tres años de universidad solo me dejaron saberme presentar adecuadamente y mejor ortografía y cultura, pero fuera de eso, en unos meses seré licenciada en administración de empresas y ni idea de eso.
Bueno en teoría si se cosas, pero en la práctica no. Además en mi corazón no reina el espíritu de innovación a las empresas, lealtad, competitividad y esas cosas que te venden en la escuela para que seas capitalista y magnate de la industria, yo soy, muy hippie, y no siento que mi realización sea esa, yo soy de la clase de personas que no busca dinero o que el dinero no va con su realización de metas.

Sé que la administración no es exclusiva de las empresas, que está en la vida misma, y es que desde antes de estudiar la carrera he sido muy bien administrada y muy bien organizada. No digo que no aprendí nada digo que el enfoque siempre ha sido véndete a las empresas y maneja sus bienes, yo soy más, hazte vegano y nadie tiene porque salir herido.

Bueno esta crisis es normal, son los nervios el estrés y esas cosas que dicen las revistas, por ahora seguiré leyendo y claro buscaré empleo, en lo que estudie, veré si puedo relacionarlo con algo que me guste.


Ah sí les cuento, vi un documental llamado tenedores sobre cuchillos que habla de comer sin productos de origen animal, pero no habla de veganismo, es de salud y está muy sustentado por los doctores que hablan de los problemas relacionados con el alimento. Esta fuerte pero muy interesante. No buscan convencer a nadie sobre que debe comer, solo sacan a la luz años de investigación científica sobre la alimentación y las enfermedades actuales, me dejo pensando en que me alimento bien, pero puede ser aún mejor y esto hará que mi calidad de vida sea todavía mejor.


Cambiando de tema radicalmente mis propósitos del año pasado si los cumplí, solo eran cuatro, los de este son 3 solamente, y estoy feliz con ello, espero cumplirlos.