Que me desvanecí.
En mi mente quedaba
tu recuerdo entrañable, ese recuero perfecto de tu voz ese que nadie podría jamás
borrar de mi mente. Te conservaría por toda la vida que me quedara en ese
perfecto estado y reflejo de mi mente, espasmos involuntarios.
Qué manera de sufrir,
aun llorando sonreía al pensar en ti, aun sintiendo el vacío de tu ausencia, me
alegraba de haberte conocido, de que te hubieras fijado en mí, de que me
hubieras dedicado esos instantes de tu vida, que para ti, no significaban nada,
pero para mí lo eran todo. Eran el todo que ahora me hacía sangrar…
Algunos días me
levante, fui por la casa perdido en busca de tu cuerpo, me encontré con paredes
blancas, telarañas y un recuerdo tuyo a cada paso, que mujer tan vil que me
deja morir, pensé para mis adentros, que lucha interna entre dejarla ir y
sobrevivir o seguir recordando lo más hermoso de mi vida. Que tortura recordar
el olor de tu piel, casi escucho de nuevo tus pasos calmados hacia la ventana.
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