2 de mayo de 2017

El veganismo la nueva secta



Pues como sabrán últimamente se ha vuelto más popular el estilo de vida vegano, y al ser tema de conversación me encuentro con muchas cosas, sobre todo que nunca vamos hacer la diferencia (cosa que yo misma comente en el pasado, disculpadme antes no era tan positiva y feliz como lo soy ahora) y que somos una especie de religión queriendo obligar a los demás a que sean veganos porque somos mejores (moralmente) que todos los demás.


Bueno, yo que les puedo decir, siempre hagas lo que hagas habrá quien te critique y quien no esté de acuerdo, pero francamente pienso que intentar no hacer daño ni al cuerpo ni a los animales ni al planeta no es una idea descabellada que se imponga por medio de la violencia o acoso. Habrá veganos que lo hagan ver así, habrá otros activistas que de maneras agresivas hagan cosas para alertar a los demás sobre el maltrato animal y habrá quienes no hagan nada.


No veo como una religión el querer vivir compasivamente, puesto que el veganismo es lo que busca únicamente, que las personas puedan hacerlo. Y sé que hay muchas religiones que pugnan por que el hombre viva una vida de virtud y bondad, pienso que con esa única premisa podrían ser solo un pensamiento, sin necesidad de más reglas, el hecho de que haya muchas más reglas es lo que lo hace una religión o algún dogma.


Desde mi visión el veganismo no es una religión o una secta de personas que busquen convertir a nadie, son personas viviendo éticamente y si expanden el mensaje no significa que todos lo hagan o que busquen veganizar a nadie.


Soy muy feliz siendo vegana y cuando me preguntan sobre ello respondo a las preguntas, es todo, pero trato de no meterme en controversia con nadie puesto que ando con mis pensamientos pacifistas sobre ahimsa.


Si quisiera que las personas fueran veganas, pero a la vez no puedo obligar a nadie, aunque entro en conflicto a la vez al sentir que esas personas matan a seres inocentes y es complicado decidir entonces.



Ojala todos pudiéramos vivir en paz.

El placer del destierro



Muchas veces pensamos que si no estamos presentes en la vida de alguien va a ser un gran problema pues no podremos guiarle en su camino, celebrar sus éxitos y ver todo lo que le pasa. El destierro no siempre significa soledad, o que la persona no “nos quiera”. Muchas veces no recibimos explicaciones sobre este hecho por lo tanto nos sentimos confundidos y heridos.


Yo he pasado por el destierro de la vida de muchas personas, y no por ello siento que no fui importante en su momento. La verdad antes me afectaba que las personas me sacaran de su vida, yo no sabía la razón y aún hoy de muchas personas no sé cuál fue la razón que los hizo que me dejaran de frecuentar.


Pero ahora años de reflexión después no siento esa tristeza de no estar en la vida de aquellas personas de mi pasado, al contrario me alegro de haber estado un tiempo compartiendo el tiempo con ellos, pues siento que aprendes cosas de todas las personas, llenan tu vida, aunque sea solo por un momento.


Ya no estar en la vida de alguien no debe ser símbolo de fracaso social, desde mi punto de vista y tras mi experiencia he visto que nada en esta vida es eterno, por lo tanto estar presente en la vida de los demás, así como los demás en la nuestra es meramente temporal, si bien, algunas personas duran muchos años, otras solo unos pocos días y horas, creo que deberíamos saber ya que todo se va y lo mejor que podemos hacer es disfrutar lo que tuvimos y aprender de ello.


Aferrarnos a las personas que desean ya no estar con nosotros no es algo sano, pues no importa cuanto las queramos en nuestras vidas, ellas se irán, y seguirán su camino dejándonos heridos de los sentimientos.


Creo que hay placer en el destierro, si, lo creo, pienso que después de darte cuenta que poco a poco o de golpe no estás en la vida de alguien, debería hacerte sentir bien al recordar las cosas buenas que pasaste con ella y sobre todo saber que habrá más en el futuro con las cuales puedas compartir experiencia pasada o futuros eventos.



Dejar ir y fluir es la vida misma.