Les cuento que hay un par de
personas en mi área escolar, que realmente me desagradan, es por su manera de
ser, de tratar a otros, y es todo un reto para mí no pensar cosas desagradables
de ellos. Trato con todas mis fuerzas por no pensar mal, por no enojarme,
porque su persona no me afecte, a veces lo logro en totalidad y me digo
mentalmente cada vez –tranquila, no pasa nada, así es él/ella no hay porque
criticar- y otras veces me sacan de mi paz espiritual y me dan ganas de
gritarles lo desagradables que son.
Y vuelvo a mis principios básicos
de meditación, donde me digo que debo ser tolerante ante todo, que nada me
afecte, controlar mis emociones, sé que cada cual es diferente y lo que más me
cuesta es no juzgar, de verdad me esfuerzo mucho, pero me es difícil, sobre
todo porque lastiman a otras personas lo cual es intolerable para mí, siempre
hacen comentarios desagradables, hirientes y llenos de desprecio, nunca me han
dicho nada, porque yo no los trato más que de manera cordial sin profundizar,
pero me enerva ver como lastiman a otros.
Supongo que en esta vida hay
personas de todo tipo y aunque sean así, yo no tengo derecho a juzgar su
comportamiento. Pero no negare que muchas veces tengo que usar el autocontrol
para no decirles nada. Por otro lado sé que son totalmente un reto, porque es ahí
donde tengo que demostrarme a mí misma que soy paciente, que soy tolerante y
que no pienso mal de las personas, a veces fallo vilmente y sin enojarme
conmigo misma, me hablo con ternura y me digo vuelve al camino de la bondad.
La compasión es algo que
deseo practicar en totalidad y no siempre lo consigo, pero cada vez que siento
que me alejo, regreso de manera suave y apacible a ella.
Ya sé, me leo bien hippie, pues
que les puedo decir, una vez que dejas entrar esos pensamientos de ecuanimidad,
empatía, compasión y demás, en tu mente y vida, es difícil volver a ser
negativo, amargado y cínico.
Pero si son unos hijos de puta...no està nada mal que se lo recuerdes.
ResponderEliminarJjajajajajaja :D
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