Tú forma de coger.
Es todo.
Eran casi mis treinta y salí
de fiesta, eras amigo de una amiga y nos presentó, me caíste mal, eras
contrario a mí, yo culta egresada de la licenciatura en artes, y tu un tipo
vulgar y machista. Pasadas las copas, terminamos en tu auto besándonos, ni
conversamos, solo sé que contigo repito.
Comenzaste besándome de
manera lenta pero pasional, yo un poco borracha y caliente como siempre lo he
sido no me negué, ahora sobria me doy cuenta de que para nada estábamos
destinados a ser algo más. Pero que importa cuando estas en la fiesta buscas
placer.
Tus besos eran sacados de
películas pornográficas y eso me encantaba, pese a ser un tipo evidentemente
vicioso, no olías mal, tu cuerpo era fragancia masculina que siempre excita, te
ejercitabas, quizá lo habías hecho en prisión, dios sabe dónde, pero eso
tampoco importa, aunque pensar que eras un chico malo, malo de verdad de esos
que dan miedo; me excitaba, sabias como provocar, con gemidos leves que
denotaban tus ganas, me tomaste en el piso, sin que me importara un carajo
nada.
Pronto estuvimos desnudos, recorrías
mi cuerpo con tu lengua, a momentos me mordías y yo me perdía, sé que dejabas
marcas pero realmente no me importaba, todo era placer por placer. Cogimos
mucho, cogimos salvaje, como si nos tuviéramos coraje, jalabas mi cabello
mientras me poseías, yo me sentía feliz indefensa, nunca me había gustado ser
la víctima, pero contigo era otra cosa.
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