Estaba tranquilo limpiando
la casa, habían dejado mucha basura, pero era mi trabajo así que no me quejaba,
con suerte y podría salir temprano para ver a mi novia. Al pasar por el cuarto
escuche sonidos de placer, sin poder evitarlo eche un vistazo, ahí estabas
masturbándote, desnuda sobre la cama, tu piel deliciosamente blanca con pecas,
tu cabello pelirrojo esparcido sobre la cama, no supe si seguías borracha de la fiesta, solo
me acerque y deje la escoba que traía en la mano.
Me sorprendió que no te detuvieras,
me sonreíste, que pecado no hacer nada al respecto, salte sobre ti y te empecé
a besar, reaccionaste de inmediato, arqueaste la espalda con deseo y te
frotaste en mí, era más de lo que esperaba, sentí como se me subió la
temperatura del cuerpo, empecé a desvestirme rápidamente y tú me ayudaste, era
como la mejor fantasía, pensé mirando tus pechos preciosos, llenos de pecas, te
pusiste arriba de mí, y me deje, eras tan hermosa, tan gloriosa, eras más
grande que yo, por mucho, tendrías alrededor de unos 30 y yo a penas 19, pero
eso no importaba.
Aquella visión era
angelical, empezaste a besarme el cuello, note como mi pene se erguía y se
pegaba en tus partes, depiladas, exquisitas, tenía que probarte pero por ahora
deje que me hicieras lo que tu deseabas. Y jugaste conmigo, como siempre había
querido, solo que las chicas de mi edad incluida mi novia eran tan inexpertas
que no era lo mismo, se notaba que tu mandabas en mí. Mordiste mis pezones lo
que me sacó auténticos gemidos, te deslizaste hacia mi cadera y te observe
poniendo las manos tras la nuca, tal como en los videos que veía, metiste mi
pene a tu boca como si superas exactamente lo que quería, me lamiste hasta los
testículos y aunque quería seguir viendo a momentos cerraba los ojos ante tanto
placer.
Estaba acostumbrado al sexo
con mi novia, donde yo hacia todo y me gustaba sentir que usaba su cuerpo para
darme placer, pero en esta ocasión, me encantaba sentir que eras tú la que me
hacías el amor. Sentía que pronto me vendría, y te lo dije, no me preocupa
respondiste tú, era como el mejor de los sueños, sentí como se me acelero el
pulso y no pude enfocar la mirada, me vine deliciosamente en tu boca, cosa que
mi novia no permitía, y tu hasta te lo tragaste.
Al recuperar un poco el
sentido, me di cuenta de que estaba empapado en sudor y había mordido mi brazo,
pero no me importo, te levantaste y me miraste de una forma que deseaba que me
hicieras lo que quisieras. Tómame sobre la mesa, dijiste, y caminaste hacia un
escritorio, obedecí en silencio, te empuje contra el mueble y te inclinaste con
tanta rapidez que supe qué hacías aquello seguido, me excite aún más, poder
poseer a una mujer madura como tú, era todo un privilegio.
Me acerque a ti y lentamente
te penetre, la vista era espectacular desde mi perspectiva de pie, tus nalgas
suaves y prominentes se pegaban en mi cuerpo con cada entrada, empezaste a
gemir deliciosamente y tuve que tener mucho autocontrol para no venirme, era
muy difícil, sentía como se me hinchaba el glande, como tus líquidos empezaban
a escurrir por mis testículos y a gotear en el suelo…
Pedias más rudeza, así que
me esforcé en complacerte, tomándote de las caderas y empujando con más fuerza,
te tome del cabello y eso te encanto, comenzaste a gemir y sudar visiblemente,
yo sentía como mi propio placer comenzaba a superarme, me escuche gemir, sentía
como todo el cuerpo se me contraía y fijaba la vista en tu espalda blanca y tu
cabello rojo.
El clímax llego primero para
ti, afortunadamente pude aguantar unos segundos, y sentí como te estremeciste y
contrajiste las paredes vaginales, y eso ya no lo pude aguantar, sentí como mi semen
fluía tan caliente y espeso, grite de placer, sentía que perdía fuerza en las
piernas, me apoye de la mesa y en ti, encajándote aún más mi miembro, tú te
apretabas deliciosamente.
Cuando todo acabo yo aún
seguía duro, la sensibilidad de mi pene era enorme y tú lo sabias, no me
dejaste salir de ti, solo permitiste algunos minutos de descanso, luego
tratando de normalizar mi respiración pensé en que tal vez habías contratado un
servicio de limpieza como el que yo prestaba porque era tu fantasía que te
limpiaran la casa y te cogieran. Pero no duro mucho ese pensamiento después
quisiste otra vez pero ahora en la cama y arriba de mí. Por supuesto no me
opuse aunque sabía que seguro terminaría muy cansado, pero valía la pena.
Lo hicimos en la cama, tu
cabalgándome sin control, veía tu pechos rebotar, los tome con las manos,
estábamos empapados en sudor, en fluidos, tu olías deliciosamente… me
sostuviste las manos y te inclinaste en mí, tus senos se frotaban en mis
pectorales, sentía que esta vez no podía controlarme, trataba con todas mis
fuerzas de contenerme, y de pronto sentí que te contraías nuevamente, al saber
que era tu momento próximo al clímax, me deje ir yo también, no sé cómo es que
aun salió algo de mí, pues tu parecías quererme dejar seco.
Pasados unos momentos te
levantaste bruscamente y me dijiste, sigue con lo tuyo, te contrate para
limpiar no para coger. Me pareció un poco grosero, pero todo podía perdonarte
cogías como diosa.
Pero q cojones....���� no pares!!
ResponderEliminares parte del juego pues
ResponderEliminar