20 de abril de 2017

Odio las vacaciones.


La verdad, como ya saben, tengo problemas con el control, entonces al ser tan organizada siempre hago rutinas de mi vida según los compromisos habituales que tengo, en este caso la escuela y limpieza del hogar. Pero sucede que en vacaciones pues no tengo esta rutina debido a la falta de labores diarias.


Me pone de malas “no tener que hacer” por más que busque cosas que hacer terminan aburriéndome, o enfadándome. En general me gusta tener sólo una semana de vacaciones, porque en ella realmente disfruto de tener tiempo libre, salir y hacer cosas diferentes, pero al término de esta, pues me empiezo a desesperar.


Mi vida funciona entorno a rutinas predeterminadas y bien organizadas, el reloj siempre es mi aliado y las alarmas son algo que me funciona muy bien, soy de esas personas que cumplen todos sus compromisos pero sin matarse, me organizo también cada día al menos una hora de siesta y una hora de lectura, con lo cual siento que le doy a mi cuerpo tiempo de relajación.


Podrán pensar que llevar una vida con obligaciones y rutinas es muy monótono y aburrido, pero la verdad a mí me funciona, me siento bien, siempre que he cumplido mi día, y en general personas que conozco halagan mi manera de organizarme y tener tiempo para todo, es como si siempre estuviera bien preparada.


Otros beneficios que le encuentro a esto, es que organizo muy bien no sólo actividades, sino el costo de ellas, buscando el ahorro máximo de ser necesario sin sacrificar placeres. Y en general estoy contenta con esto.


Pero claro no todo es bonito, al ser así también sufro de frustraciones que son acarreadas cuando las cosas no salen como tenía previsto, por causas ajenas y desconocidas, también que muchas otras personas no conviven conmigo a causa de considerar que no pueden ajustarse a mi rutina. Y también están las terribles vacaciones y cancelaciones de otras personas sobre planes en común.


Antes me azotaba mucho, ahora lo tomo con más calma pero de igual manera me frustra. Paso horas sin saber qué hacer, y no es que no haya actividades que realizar, es que mi mente se bloquea, entra en pánico de no saber en que aprovechar el rato.



Me cuesta ser espontanea. 

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