22 de diciembre de 2018

La vida godinez


Godinez son todas aquellas personas que con carrera o no, trabajan en las oficinas de diversas empresas haciendo trámites y haciendo que el mundo de los negocios siga como siempre. Es la vida que muchos se acostumbran y les da bienestar y felicidad. La carrera que estudie va dirigida a eso, a entrar en ese mundo y ser parte de el, claro la carrera ayuda a saltarse algunos niveles y no empezar desde abajo siendo obrero u operador.


Pero si de algo me he dado cuenta es de que no es para mí, ver el mundo de los negocios desde ese punto, donde eres una pieza más de todo el engranaje para hacer funcionar un negocio, no es algo que me haya agradado, dejando de lado mi libertad que valoro mucho, me doy cuenta que siento que en realidad no estoy aportando nada a mi vida.


Dinero, claro ese sí, pero no realmente a la vida que me gusta tener, es decir, no es satisfactorio, me han dicho que uno no lo puede tener todo, es verdad coincido, pero si se trata de sacrificar cosas, pienso que estar encerrada en una oficina nada más haciendo cosas que no me parecen que aporten nada a mi vida,  no es algo que alimente mi alma.


Hace poco tuve la oportunidad de radicalmente cambiar de aires, ver cosas que jamás pensé, comencé a ser auxiliar de maestra de preescolar, cosa tan distinta que ni se cómo es que termine allí. El punto es que ha sido tan abismalmente diferente que es como si fuera otro mundo o yo otra persona. Ni siquiera se ha sentido como un trabajo.


Es decir estaba acostumbrada totalmente a horarios rutinas aburridas que mataban mis sueños, trabajo con adultos, ser un adulto y cosas tan malas y aburridas que esto no tiene nada que ver. Enseñar a los pequeñines las primeras cosas básicas de la vida en sociedad ha sido la mejor cosa que me ha pasado laboralmente hablando. Es tan distinto que no se compara, pasar mis días recortando para hacer manualidades, llena de mocos y pipi, hasta parece locura.


Me ha encantado verdaderamente enseñar a los niños las bases para aprender a convivir, y eso que siempre dije que no tenía paciencia y menos para los niños que lo preguntan todo. Pero en la práctica ha sido muy diferente mi reacción. Quien sabe, mi vocación escondida tal vez. Pero me ha sentado de maravilla estar rodeada de personitas que tienen toda la inocencia e ilusión del mundo. Me llena de fe y alegría.


Es como si ellos me enseñaran a mí a vivir en lugar de yo a ellos. Créame que nunca lo hubiera imaginado, a veces tan rara y oscura como soy, me lleno de luz con ver esas caritas dulces cada día.

Ahora sé que realmente aporto algo, y no soy solo parte de una mínima cosa que produce dinero para una persona avara, sino estoy aportando enseñanza a un pequeñín que comienza su vida, está aprendiendo a comportarse a seguir instrucciones a formarse como persona, no se es tan indescriptiblemente hermoso.


Veo el progreso de una persona en potencia, es algo que no tiene precio, ni siquiera lo hago por el dinero, que realmente no es la gran paga, lo hago por amor al arte prácticamente, me pagan por ayudarlos a crecer pero no me pagan extra por quererlos y cuidarlos y eso lo hago de corazón. No se, ha de ser que no estudie esa carrera y no lo hago con el enfoque que debo, pero igual funciona para mi y para la escuela.


Así que les comparto mi pedazo de cielo, al fin encontré un empleo que no me gusta, me encanta y que disfruto muchísimo en realizar. Y me siento afortunada de haberlo encontrado porque tan pesimista que soy, realmente aseguraba no encontrarlo nunca.


Ojala todos puedan encontrar ese empleo que les guste y les deje cosas espirituales bonitas y aparte les deje el tiempo de tener su vida llena de todas las demás cosas que la componen.




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