9 de mayo de 2015

Quiero sentirlo todo.



En esta sociedad estamos educados para sentir muchas cosas y expresar pocas y solo aquellas emociones que son calificadas de buenas, beneficiosas o positivas.

Pero yo, como siempre, me revelo ante tales cosas, esos paradigmas establecidos por quien sabe quién, no son lo mío, no me llenan, son pequeños para mí, así que opte por vivir todas mis emociones, en serio, todas, las que me invadan en cada momento, nada de retener la ira, nada de ocultar el enojo, la frustración, la lastima, envidia, odio, venganza, celos, vanidad, repudio, asco, indiferencia entre otras tantas que están en la lista negra de los antivalores y de las personas en general (porque siempre hay un depravado que va en contra) yo opte por vivirlas tal cual las sienta, si, sin represión, sin culpa, explotarlas hasta el último momento, para que se vacíe la mente.

Hacer esto requiere que te conozcas, si vas a perder el control, se ocupa que sepas expresar abiertamente aquella que este naciendo en ti, que sepas como actuas cuando lo haces a solas o cuanto te lo reprimes, para poder dejarla fluir en su totalidad debes saber que emoción es la que te embarga al momento. Muchas veces me doy cuenta de que en un momento que me enojo, en realidad solo quería expresar miedo, u otro sentimiento pero lo confundo con rabia, por eso es necesario que uno se conozca, que sepa como actúa bajo las diversas emociones.

Expresarlas abiertamente es algo realmente liberador, en mi caso lo encuentro satisfactorio, es como tener un orgasmo, vas acumulando la tensión, y llega el punto en que es provocado y es mejor no aguantarse. Si se, que muchas veces hacer esto de expresar todas las emociones calificadas de negativas, resulta muchas veces desagradable, contrario al orgasmo. Pero es necesario que aprendamos que los sentimientos solo son eso, son sentimientos, que están en nosotros y que aunque los neguemos están ahí, y si son guardados y reprimidos durante mucho tiempo, de todas maneras saldrán y cuando lo hagan será mil veces peor proporcionalmente al tiempo que fueron oprimidos.

Eso no me lo acabo de inventar, está escrito en la biblia, nha no es cierto, ni se si este ahí, pero es algo que empíricamente he experimentado y visto en otras personas, el ser tan reprimidos con las emociones no trae nunca personas mentalmente sanas y funcionales.

Yo soy rencorosa, ese defecto tengo, y al querer solucionarlo es que decido que fuera de esta manera, expresando lo que siento al momento, sin guardarlo, solo liberarlo como quien libera un dragón furioso. No es que ya no sea rencorosa, pero me ha librado de muchos nuevos rencores. Me enojo por algo, y lo dejo ir totalmente, grito, lloro, lanzo cosas, digo mis más selectas palabrotas y cuando me canso, cuando ya no queda más que decir, pues se acaba, y con él se va el rencor que antes me quedaba por guardarme las cosas.
También he aprendido a medir las cosas, esos eventos en los que sé que saldré a disgusto ya después de tiempo he podido ver cuáles son realmente para sentirse mal y cuanto tiempo, y otros que puedo dejar pasar sin más. Esto me ayuda de muchas maneras ya que me evito pequeños corajes.


Vivir las emociones calificadas como buenas también es algo que no muchas veces llevamos a cabo de manera tan libre como creemos, porque, cuantas veces no hemos querido ¿reír aún más fuerte? ¿O más tiempo? O ¿expresar esa euforia más desenfrenadamente? Pienso que muchas veces, o al menos a mí me pasaba continuamente, pero siempre tenía cierto límite establecido por las miradas de la gente cuando no paraba de reír, así que también deje de tener ese límite, si expreso lo malo, ¿porque mesurar lo bueno?

Esto de vivir las emociones tal como son no es cosa fácil, porque luchas contra lo que la sociedad te ha educado esmeradamente, luchas por dejarte ir, en lugar de retenerte. Y es algo que aprendemos desde muy pequeños, se vuelve un habito muy duradero recordar que al llorar muy fuerte nuestros padres o educadores nos mandaban a callar ya sea ofreciendo más castigo o recompensa, pero es una verdad innegable, que desde tan prematura edad nos ordenaron guardar emociones.

No sé por qué la educación funciona así, no sé porque es tan importante la apariencia de seres con pocas emociones o controlados. Soy racional pero también emocional, y precisamente porque pienso las cosas veo que las consecuencias de guardar o controlar los sentimientos nos terminan haciendo más daño que expresarlas desaforadamente.


Mi consejo: expresen sus emociones tal como son, las llamadas buenas y las llamadas malas, verán que es mejor afuera que adentro.







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