Hoy les hablare de mí.
No enojarme, eso fue lo que me prometí al comienzo de este nuevo año. Como ya saben (¿a quien le hablo? Este blog solo lo leo yo y mí otra personalidad. En fin) tengo miles de defectos, uno de ellos es enojarme por cualquier cosa, es un grave defecto, que es apoyado por mi poca paciencia, y mi histeria. El caso es que decidí ponerle fin, así de rápido. A cada cosa que en años pasados me hacia enojar la tomo con humor, la ignoro, y el resultado es una felicidad que me hace parecer tontita, es la verdad, este año no me enojado ni un solo día, ni en un solo momento (y ha habido muchas ocasiones perfectas), lo he dejado pasar.
Es algo que no creí posible, pensé que era mi defecto y no podría cambiarlo, tendría que vivir con el, y nada, ahora mi vida adquirió una relajación tan grande que todavía no me lo creo, disminuyeron los dolores de cabeza, el estrés y mi humor, sin contar que hago muy feliz a cierto chiflado que vive conmigo.
Ya me siento héroe como los que se rehabilitan después de drogas o alcohol o juego o cualquier mal que les achaca.
Y tampoco me he enojado con los nacos de mis vecinos, les he ignorado hasta puntos que no creí posibles. Al menos uno de mis defectos esta siendo aniquilado por completo.
Mi consejo: ¿Enojarse? ¿Para que? La vida es corta y hay que vivir felices y relajados, total son emociones mas útiles. Además si no se puede remediar ¿para que te enojas? Y si es indignante deja que los demás se indignen, eso es lo que me digo.
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