19 de agosto de 2012

Vivir en la ilusión permanente nos hace débiles.


Nos limita.    
    
La vida no es de premios y castigos, de merecer o no, tampoco es suerte o destino, solo es, así, sin más, los conceptos los ponemos nosotros.


Nuestros actos tienen infinitas posibilidades, pero no necesariamente pagamos por el supuesto mal que hacemos o recibimos el bien si lo hacemos. Si fuera cuestión de merecer las cosas todos seriamos más felices, la vida seria más justa por así decirlo.


Pero al vida solo es vida, no es justicia o injusticia, no hay tal cosa divina que hará que pagues tus deudas, solo es ilusión y esperanza de las personas que lo necesitan. Necesitan creer que todo mal que se ha vivido sin aparente razón, si la tiene, que es un plan para darte cuenta de las cosas, que después de esta vida de sufrimiento te veras recompensado en algún lugar que es todo maravilla, donde el bien es algo que permanece intacto, la felicidad fluye por si sola.

También desean estas personas, saber que aun con todo lo que se haya hecho habrá castigos para aquellos que dañaron sin razón a gente inocente, les produce una sensación de justicia donde no entra la duda y la lógica.
Yo sé que la vida es una mierda, sé que cuando crees que no puede ser peor, si que puede, lo se, pero también tengo bien presente que no puedo cerrar los ojos y desear que al final de todo mi sufrimiento ser recompensada, ni lo espero ni lo quiero.

 Acepto las cosas como son, no tengo esperanza y fe en ningún tipo de justicia divina que haga que todo sea justo.

Debemos de aprender a no ser ilusos, a aceptar lo que se tiene por más duro que sea, debemos dejar las esperanzas que en realidad no ayudan, son una tapadera para ocultar el dolor. Debemos ser consientes.

Sé que lo había dicho, pero quería repetirlo con más enfoque y más ganas.


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