25 de julio de 2015

Conmovida




Hay tantas cosas que me mueven los sentimientos…


Me la paso llorando por lo bueno y lo malo, lo que gusta y lo que duele. Ahora que he aceptado que solo son sentimientos y que todos ellos están bien, es como si los tuviera alerta y siempre captaran todo lo que me rodea. Así de fácil me encuentro llorando al ver videos de animalitos disfrutando la vida, o películas, o mensajes, una vez llore hasta con un comercial.

Hay días que siento tantas ganas de ir corriendo a abrazar gente, gente desconocida, solo para compartir mis emociones, ganas de reír a carcajadas sin motivo, o de ir a alegrarle el día a las personas, solo porque sí. Ganas de ser un ser humano, uno real, que sea piadoso, uno que no tenga más motivo de existencia que sobrevivir pacíficamente, pero muchas veces me encuentro un mar de gente hostil, que no desea compartir la vida conmigo, así como lo fui yo misma, tan misántropa, tan alejada de la diversión, de la compasión, de la moral, de los valores, de la amistad, de la empatía, de lo legal.


Busque solo ser racional, busque desesperadamente mostrar que podía ser racional en cuanto a todo, deseaba en verdad poder llegar a constituir una teoría donde pudiese mostrar que los sentimientos hacían débil al ser humano.  Diré que lo intente con todas mis ganas, pero no pude vencer a la naturaleza, no pude evitar que me rompieran el corazón…



Así que aquí estoy tal vez no renacida de las cenizas, tan solo con un pensamiento distinto, con uno que siente compasión. Con uno que no niega la existencia de los sentimientos, que al contrario los abraza con emoción y dolor a la vez, mi lucha interna termino, no pude dejar que todo se fuera, que nada me importara nunca, no lo logre. Y no me avergüenza, no me siento mal por ello, me alegra haber pasado por todo eso, ahora sé lo que se siente, ahora valoro muchas cosas, entre ellas, los bellos sentimientos humanos, el potencial de ellos.

Amo sentir, amo llorar, y aceptar que cada sentimiento que tengo es válido, es correcto, está en mi cuerpo y no debo despreciar sentirlo, porque incluso despreciar es un sentimiento. A veces leo mis escritos antiguos, los encuentros enojados con la vida, supongo que trataba de evitar que me lastimaran, no porque realmente pensara que lo harían, sino porque pensaba que era la manera más efectiva de no sufrir, buscar aquella indiferencia, para no tener que lidiar con los sentimientos.


Y ahora que los he vivido intensamente me siento contenta con ello, incluso con todos aquellos sentimientos desagradables, no trato de evitarlos, al contrario busco aprender de ellos, dejarlos llegar hasta sus últimas consecuencias. A cabio he tenido cosas muy agradables, como enojarme muy poco, estresarme mucho menos y casi nulas preocupaciones sentimentales, ya que busco vivir mis sentimientos justo cuando los tengo, sin retenerlos.


El que ahora se sentimental no quiere decir que ya no sufra, o que ya sea feliz, no es así, solo es un paso más para conocerme como persona que soy. Creo que cada uno debe amarse y para ello hay que aceptar los sentimientos que tenemos así como están, porque el negarlos no los desaparece, les cuento basada en mi propia experiencia. Por más que busquen extinguir los sentimientos estos vuelven, son parte de la humanidad que tenemos, y podremos vivir un tiempo sin ellos, pero tarde o temprano volverán a atormentarnos, y para amarnos plenamente buscando así la felicidad que solo nosotros podemos proporcionarnos hay que amar cada característica que tenemos del sentir.



Mi consejo:
Sientan sin juzgar.


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