22 de septiembre de 2015

Adicta a tus besos



Mi fantasía termina donde empieza tu cuerpo.
Y continúa cuando te vas.


Hoy quería derretirse en él, deseaba oírlo gritar, tenerlo a su merced, pero el, no era alguien quien se dejara dominar de esa manera, pese a que ella estaba arriba de él lamiendo su cuello, rápidamente el dispuso sus manos tras la espalda y le dio la vuelta a sus cuerpos obligándola a quedar debajo de él. Debajo de ese enorme cuerpo, ella lucho para evitar gemir de placer al sentir su sexo contra sus partes, pero él sabía cuánto lo deseaba, y la mordió en el cuello para excitarla aún más…


De todos, era el juego que más disfrutaba con ella, solo tenerla desnuda y usar su cuerpo para darle un poco de placer pero no dejarla llegar al clímax, o que lo desnudase por completo. Mientras en ella crecía la desesperación por poseerlo, no se había dado cuenta de que estaba sudando de que gemía considerablemente alto y que su piel parecía hervir ante aquellas caricias tan tentadoras.

Pasaron los minutos y pronto él tuvo que ceder ante la tentación, no podía evitar del todo ya mantenerla a su merced, pues también deseaba que ella lo tocara, la deseaba tanto que dolía, entraron en frenesí, apenas él fue consciente de que le soltó las manos y ya tenía solo los pantalones puestos, se acariciaban con fervor…


Los besos eran cargados de lujuria, ya habían esperado lo suficiente, para hacer esto, era casi como si ya lo hubieran hecho muchas veces, ya que ambos compartían las fantasías y las ganas. Sus manos la acariciaban tan deliciosamente su cuerpo, era mezcla de todo lo que en su mente ya habían perfeccionado, conocían todo lo que les gustaba,  así que no fue difícil encontrar esos puntos para acariciar, morder, chupar, dejarse llevar ante la locura…


Tantas ganas acumuladas cosechaban su fruto en aquella tarde, mientras sus cuerpos ardían.



No hay comentarios:

Publicar un comentario